Imagen: Basquiat
Le dijiste que Miguel Ángel era un maníaco-depresivo que se retrató a sí mismo como mártir flagelado en su cuadro. Que Henri Matisse dejó la abogacía por una apendicitis. Que Robert Schumann solamente empezó a componer después de que se le paralizara la mano derecha y eso terminara con su carrera de concertista de piano. [...]
Hablaste de Nietzsche y de su sífilis terciaria. De Mozart y su uremia. De Paul Klee y el escleroderma que le encogió las articulaciones y los músculos hasta matarlo. De Frida Kahlo y la espina bífida que le llenaba las piernas de llagas sangrantes. De Lord Byron y su pie deforme. De las hermanas Brönte y su tuberculosis. De Mark Rothko y su suicidio. De Flannery O'Connor y su lupus. La inspiración necesita enfermedad, heridas y locura.
-De acuerdo con Thomas Mann -dijo Peter- los grandes artistas son grandes inválidos.
Chuck Palahniuk, Diario. Una novela
Pues, vaya. Va a ser eso... mala suerte (me pregunto si cuentan la miopía o el hipo)
1 comentario:
Tampoco hay que exagerar. La nómina de artistas normalitos que pasan desapercibidos por la calle seguro que es más amplia que ésta.
Eso sí, la nómina de artistas normalitos que se hacen pasar por inválidos -y que lo mismo lo son sin añadimos el término "mentales"-no debe de ser pequeña, no.
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