Mel Kadel, Drip Drip

27.8.11

fenomenología urbana



Esta ciudad está habitada por fantasmas. Cuando recorro sus calles los encuentro intentando disimular su transparencia a cada paso. Unos caminan deprisa, cabizbajos con el periódico bajo el brazo, otros esperan silenciosos un autobús que nunca llegará, aquel en el quiosco de la esquina vende prensa extranjera. A ése le asesinaron una noche de invierno.
En los barrios muchas casas antiguas tienen puertas y ventanas que nunca se abren porque son ficticias. En el bulevar sólo algunos árboles me reconocen. Hay dos viejas acacias que recuerdan aquel extraño día.
Cuando al atardecer camino por sus aceras, todo el dolor del mundo se me agolpa, siento nostalgia del paraíso, de algún libro olvidado, de la voz que me llama.
Pero, esa noche de insomnio, después de haber deambulado por esas calles vacías, en esa hora en que bandadas de gorriones alzan el vuelo, esa hora en que los maniquíes nos miran desde los escaparates iluminados, acabo de descubrir que en la ciudad yo también soy un fantasma.

11.8.11

66 death airlines


Imagen: Z. Beksinski

¿Quién llora aún?

Llamaba
desde el fondo de la piedra arrasada
la muerte,
desde el fondo sediento de las aguas
la muerte,
desde el fondo anegado de las voces
la muerte,
desde el fondo sin fondo de la muerte
la muerte, blanca
como el cuerpo infinito de una niña extendida
desde el orto al ocaso.

Abrieron los cuchillos
la entraña de los pájaros
profetizando hacia el pasado ciegos.


Barría el humo las palabras perdidas:
sangre, abominación, especie, noche.


Ven ahora, la muerte, cúbrenos
con tu respiración y tu silencio
para que no sigamos
muriendo más como muertos sin término.

Dijiste,
y una voz te llegó
desde la sombra.
No la pudiste oír.
y aún llegó otra voz desde la sombra.

No la pudiste oír.
Y la tercera voz llegó
desde la muerte:

-Vive.

Lenta,
pronunciada, la voz, la muerte
quiso en ella vivir, vivirse,
negar la bastardía de esta muerte.


Y ahora que incesante
tanta memoria baja en la ceniza,
cúbrete tú de su ceniza,
de la que tú naciste.


¿Nacer de qué?
¿Morir de tanta muerte?


Nocturno viene el día contra las abiertas
entrañas de la noche.

Despertar.

¿A qué? Morir. ¿A qué?

¿Nacer al reino
de la calcinación?

Cuerpo del hombre
más alto que los cielos
¿qué hiciste de ti mismo?

J. A. Valente, Hibakusha


(*En el 66 aniversario de la bomba atómica sobre Hiroshima y Nagasaki)

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