Mel Kadel, Drip Drip

17.5.11

continuidad de los parques




En cierto modo, los parques son una pausa. Lugares llenos de nada, excepto aire, luz, pájaros y alguna gente perdida perdiéndose.
Significan una perturbación, un sesgo en nuestros rituales animalizados. El absoluto trivial, ese punto de fuga. O un agujero en nuestro espacio-tiempo, una fisura que nos muestra mundos paralelos, pequeñas regiones ajenas donde las variaciones son mínimas.

En las horas oscuras, en esos verdes pabellones, en su verde penumbra casi táctil o en su negrura, algunas formas apenas entrevistas poseen la profundidad del vacío. Esa oscuridad sugiere una discordancia, la antimateria. Después, todo continúa. Nada ha sido olvidado. Todo está y no está.

1 comentario:

Anónimo dijo...

En nuestra vida urbanita, ya sea en grandes ciudades, ciudades o, incluso, pueblos grandes, viviendo cada vez más de espaldas a la naturaleza, los parques suelen ser un reducto natural, artificialmente creado, para oír pájaros, ver vegetación... saber, o caer en la cuenta, de que no somos más que una parte y no el todo.
Si además hay muchos árboles, altos, tendrás la suerte de que los árboles te dejarán ver el bosque.

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