
En cierto modo, los parques son una pausa. Lugares llenos de nada, excepto aire, luz, pájaros y alguna gente perdida perdiéndose.
Significan una perturbación, un sesgo en nuestros rituales animalizados. El absoluto trivial, ese punto de fuga. O un agujero en nuestro espacio-tiempo, una fisura que nos muestra mundos paralelos, pequeñas regiones ajenas donde las variaciones son mínimas.
Significan una perturbación, un sesgo en nuestros rituales animalizados. El absoluto trivial, ese punto de fuga. O un agujero en nuestro espacio-tiempo, una fisura que nos muestra mundos paralelos, pequeñas regiones ajenas donde las variaciones son mínimas.
En las horas oscuras, en esos verdes pabellones, en su verde penumbra casi táctil o en su negrura, algunas formas apenas entrevistas poseen la profundidad del vacío. Esa oscuridad sugiere una discordancia, la antimateria. Después, todo continúa. Nada ha sido olvidado. Todo está y no está.