Imagen: A. ItoUn poeta debe ser más útilque ningún ciudadano de su tribu.Un poeta debe conocer diversas leyes implacables.La ley de la confrontación con lo visible,el trazado de líneas divisorias,la de colocación de un rompeaguasy la sumaria ley del círculo.Ignora en cambio el regicidiocomo figura de delitoy otras palabras falsas de la historia.La poesía ha de tener por fin la verdad práctica.Su misión es díficil.J A Valente, Noventa y nueve poemas
Aunque el tiempo suave y despejadosonríe de nuevo sobre el condado de tu estimay sus colores regresan, la tormenta te ha cambiado:no olvidarás, nunca, la oscuridad que borra la esperanza, la tempestadque profetiza tu perdición.Debes vivir con tu conocimiento.Muy atrás, más allá, fuera de tí hay otrosen ausencias sin luna, de los que nunca supiste,quienes desde luego supieron de tí,seres de género y número desdonocidos:y no les gustas.¿Qué les has hecho?¿Nada? Nada no es una respuesta:llegarás a creer -¿cómo vas a evitarlo?-que se lo hiciste, que les hiciste algo;te encontrarás deseando poder hacerles reír,ansiarás su amistad.No habrá paz.Contrataca, pues, con todo el valor que tengasy todos los amagos canallas que conozcas,con la tranquilidad de conciencia de quesu causa, si la tuvieron, no les importa ahora en absoluto;odian simplemente por odiar.W. H. Auden, Canción de cuna y otros poemas