Yo soy el animal herido por la flecha.
Soy presa. Sin combate me entrego.
Lame mi sangre, impúdico y vehemente,
plenitud y su gula.
Sacia en mi carne –su roja floración–
festín caníbal.
El amor es anómalo.
(Una de las más bellas y certeras canciones sobre amor y desamor. Quién lo niega: ne me quitte pas, laisse-moi devenir l'ombre de ton ombre, l'ombre de ta main, l'ombre de ton chien...)
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